YOLANDA: el fantasma de la muni

Un agente de tránsito de Rosario asegura haber visto a un fantasma en la municipalidad de Rosario, se trata de una supuesta "mujer vestida de blanco", que se presenta como "Yolanda". Esta es una leyenda urbana de Rosario que es conocida por sus numerosos relatos entre los trabajadores del municipio.

Lucio Montenegro, un agente de tránsito de la ciudad, dijo haberla visto un lunes 20 de Junio de 2011 (en el Día de la Bandera) y desde entonces el mito se reproduce en Rosario y en las redes sociales.
"Otras personas dijeron que también la han visto", confesó el agente. El intendente de aquella época, Miguel Lifschitz añadió: "Yo no lo he visto nunca y no creo en los fantasmas". Luego dijo que la leyenda sobre "Yolanda" existe.

"Es una leyenda que existe y que ahora se ha visto amplificada. Yo no lo he visto nunca y no creo en los fantasmas", desconfió Lifschitz.
A su vez, el jefe comunal, indicó: "En o

tras oportunidades dicen haberla visto, a mí no me consta y no quiero generar ningún temor en nadie pero son de las cosas que se comentan".

El hombre pidió autorización a la guardia del Palacio para ingresar al edificio y utilizar los baños del primer piso. Subió hasta allí por el único acceso habilitado y cuando estaba haciendo sus necesidades fisiológicas, llegó Yolanda.

"Cuando me doy vuelta veo en la puerta del baño, del lado de afuera, a una mujer sin rostro que me habla. Me pidió que les pidiera a los serenos que por las noches dejaran prendidas las luces del edificio, dio media vuelta y se fue. Vi cómo subía las escaleras hasta un cuarto que hay arriba", contó ayer aún con miedo.

El inspector confesó además que el espectro que le habló se identificó como Yolanda y relató que estaba vestida de verde. "Pregunté si conocían a alguien con ese nombre y me dijeron que muchos años atrás había una telefonista que se llamaba así pero ya falleció, indicó en declaraciones radiales Montenegro. El hecho llevó a que personal de mayordomía revisara las instalaciones cayendo en la cuenta de que esas escaleras llevan a la oficina del conmutador telefónico, donde en ese momento no había nadie trabajando.

El inspector confesó que el hecho lo traumatizó. "No me siento bien, estoy aterrado, yo sé que algunos se toman a risa, pero si les hubiera hablado una mujer sin cara, seguro estarían asustados", se sinceró.